miércoles, 28 de mayo de 2008

FURANCHO

El pasado 23 de mayo, Ubaldo se decidió, por fin, a cumplir y celebrar su medio siglo de existencia. Los 50 años era una efemérides que venía esquivando desde hacía mucho tiempo, y eso que su aspecto, con copiosas entradas de calvicie le alisaron el camino del cincuentenario. Tal vez, se lo copió a un gran amigo nuestro Chicho Toro, que cada vez que cumplía años, era como si le pisaran un callo en carne viva. En fin, que nos sorprendió invitándonos a un elegante y sofisticado FURANCHO. Y allá nos fuimos con nuestras familias.

Para los que no sepan lo que es un "furancho" ahí os va la definición que viene na "WIKIPEDIA GALEGA : "A GALIPEDIA" :
Un furancho é un local de tempada xeralmente habilitado nunha adega particular, no que o dono da mesma vende e embotella o seu viño e a súa augardente ou caña. Tradicionalmente nel tómanse as cuncas para probar o produto que se vai mercar.
Cumpre así un dobre papel, por unha banda serve de punto de compra-venda do viño e licores fabricados na casa, mais doutra banda ten unha importante función de relación social ao seu redor.
Tamén chamado "Loureiro" pola ramiña de loureiro que se puña na porta da adega para informar de que nese local se vendía viño da casa.
Actualmente, os furanchos téñense visto envoltos nun conflito con outros negocios hostaleiros, debido a que non precisan licenza, nin tampouco pagan os impostos que permeten servir comidas. Traído desde "http://gl.wikipedia.org/wiki/Furancho"

Con puntualidad inglesa, algo absolutamente inusual, lo normal hubiera sido que Viki la esposa de Ubaldo se retrasara entre una y dos horas, llegamos al "Furancho de Matamá". El Furancho era eso, un Furancho al uso con largas mesas y bancos corridos, algunos barriles de vino que hacen el servicio de mesas, todo dentro de un local de aproximadamente doscientos cincuenta m/2 ornamentado con motivos rústicos y agrícolas. Eran las 10 de la noche, y nosotros de los primeros en llegar. Nos acomodámos y pedimos los entrantes: Empanadillas, zorza, tortilla...etc. Todo regado con refrescos para nuestros niños y esposas y vino del país para nosotros. El servicio rapidísimo. Comenzamos a degustar los manjares. Cuando nos dimos cuenta, había pasado media hora y el local estaba completamente abarrotado con, no quiero exagerar, alrededor de 150 personas. ¡Fue alucinante! Luego nos sirvieron el segundo plato, a base de jamón asado y ensalada. Lo pasamos estupendamente, contando anécdotas, recordando vivencias. Nuestro hijos escucharon muy atentos nuestros relatos aunque no les eran nuevos. Yo creo que pueden escucharlos mil veces y no dejan de sorprenderse y vivirlos como la primera vez, bueno o por lo menos a Ubaldo y a mí, eso nos parece. El ruido de la gente era el característico, todo el mundo hablaba, contaba sus cosas, reía... Eso, fundamentalmente era un ambiente muy alegre. Llegó la hora de los postres y regalos. Mi querido amigo Ubaldo iba a soplar las velas de su cincuenta cumpleaños, ¡que emocionante! Pero el mejor regalo, creo yo, se lo estaba a punto de hacer su hijita pequeña: Uxía. Lo veréis en el video.
Uxía es nuestra niña. Ubaldo y Viki, que habían tenido dos niños, David y Alex, ahora mayorcitos, decidieron que querían tener una hija. Y la verdad es que la fortuna les ha recompensado con una maravilla de criatura que fueron a buscar a oriente: Preciosa, cariñosa, ingeniosa, siempre sorprendente. La fiesta duró hasta la cinco de la mañana. Nosotros lo dejamos a la una de la madrugada pese a que Uxía no lo aceptó de buen grado.
¡¡¡¡¡Felicidades Ubaldo!!!!! ¡¡¡¡¡Te queremos!!!!






1 comentario:

Anónimo dijo...

Bueno, bueno, bueno... Supongo que el papá iría bien surtido de baberos. Esta niña promete, ya es media "gaiteiriña". Una auténtica monada, para comérsela...

Oye, el furancho de lo más enxebre. Tú sí que sabes donde hay ambiente...

Julia.