jueves, 11 de septiembre de 2008

LAS ZAPATILLAS DE LA AMISTAD

No salgo de mi asombro. Hacía días que por diversas circunstancias no había podido entrar a leer y, mucho menos, escribir en nuestro querido blog. Esta misma tarde, mi hija Ana, me puso en alerta del gracioso y guasón artículo de mi amigo Ubaldo y mal reído, por mal leído, por mi, no menos, amigo Poldo.
Es cierto, me he puesto algo plomizo con el asunto. Cuando iniciamos el desafío al peso y comenzamos con nuestros andares, un servidor se atavió con ropa deportiva y unas zapatillas deportivas apropiadas y mínimamente homologadas, para evitar padecimiento en los pies y lesiones, tanto al caminar como al trotar.
Ubaldo, económico donde los halla, aparece con unos tenis, los primeros que encontró en su casa. Fijaros que ancestral y poco evolucionado es el pavo que aún sigue llamándole tenis, como cuando hace más de medio siglo se pusieron de moda.
Cuando le apunto que no son los apropiados para el menester se me va por la tangente y me espeta que esos "tenis" son carísimos y estupendísimos, recomendados en la zapatería y comprados con motivo de su viaje a China.
Naturalmente y como le comenté nunca dudé de que los dichosos "tenis" fueran estupendísmos y carísimos. Pero el amigo Ubaldo realizó la compra en Zapatería Julita, un establecimiento de barrio que con todos los respetos sabe de atletismo o senderismo, más bien lo justo.
Me atreví a sugerirle que me acompañara a un profesional para que nos diera su parecer... Su juicio sobre los tenis fue demoledor: "Patéticos".
Por si hubiera alguna duda, que a juzgar por algún comentario parece que la hay, aclararé que las fotografías están ubicadas deliberadamente al revés.
En cualquier caso me siento muy satisfecho de que Ubaldo supiera rectificar y estoy totalmente seguro de que los nuevos "tenis" se convertirán en las "zapatillas de la amistad".

1 comentario:

Anónimo dijo...

Parece ser, que tu amigo Ubaldo, miente más que respira. Por lo tanto a partir de hoy me lo pensare antes de hacer algún comentario.
Espero que aceptes mis disculpas Javi.

¡Ya te vale Ubaldito, de cada tres palabras cuatro son mentira!

Poldo