domingo, 4 de enero de 2009

VUELTA A LA GREÑA

Está visto que a algunos, ya nada, no les cambia: Ni la edad, ni el año nuevo, ni lo consejos, ni las vivencias pasadas. Ni siquiera que en un día no muy lejano, uno con buenas intenciones decidiera no responder a las provocaciones.
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Es Ubaldo un personaje sin par del que creía conocer casi todo. Está claro que soy un cretino, confiado, ingenuo... yo que se que más calificativos añadirme.
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Y más claro todavía que ese personaje de aspecto bonachón, tiene un reverso tenebroso lleno de malicia y mala intención. Se cree el campeón de la burla hacia los demás, el espabilado de la clase. Y es además, desagradecido. Pero, la culpa es totalmente mía. Su Sra. esposa Vicky me lo advirtió en múltiples ocasiones: "Ubaldo no es lo que parece". Que razón tenía la profeta.
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Fijaros y no dude nadie que lo que voy a aclarar es absolutamente cierto e incontestable:
- Los amigos de Amigo: He de confesar que inicialmente me hizo mucha gracia el artículo escrito por él esta mañana. Tiene, el pobre tan mala idea, que ni repara, ni agradece que estuviera entreteniendo a su hija, nuestra querida Uxia. Entreteniéndola, además en unas circunstancias amargas y duras para él. Vicky había ido a la peluquería, como suele hacer todas las mujeres y también muchos hombres. Ubaldo, mientras yo jugaba con Uxía y sus muñecos, estaba muy preocupado por cuanto le cobrarían a Vicky por su peinado. Ubaldo desconoce los precios de las peluquerías y más desde hace cinco años, cuando decidió comprarse una maquina eléctrica y cortarse el mismo el pelo, para ahorrarse 6 euros. ¡ En fin: Un codias !
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Pero lo que ya no tiene nombre es lo que escribe en el artículo que antecede a este...
Le invito a mi casa a ver el fútbol en el Canal +. El no tiene, para ahorrar. Le pongo unos pinchos y una buena botella de vino. Y en el momento en que me doy la espalda, hace una fotografía de una reparación provisional del portátil de mi hija y la convierte en noticia para denigrarme y hacerme aparecer como lo que no soy.
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Quiere convertirme a la fuerza en tacaño, en estrecho. Lo siento amigo Ubaldo, yo no soy tacaño te pongas como te pongas. Esa cátedra te la has ganado tú solito a base de tu propio esfuerzo diario durante muchos años. Y si no sabes ver tus "virtudes", que te las canten otros...
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Por mi parte, decirte, por último, que me has defraudado y que desde ya tengo la cara adornada con mis pinturas de guerra.

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