sábado, 11 de abril de 2009

Cenando en el Mar

Efectivamente la casa de Poldi y Mela es como un santuario marino. Huele a mar, a marea alta y baja. Sabe a calma chicha y a mar bravía. Con todos estos ingredientes y ellos como excelentes anfitriones, Waldo, Vicky, Uxía, Chus y yo, fuimos recibidos y agasajados con delicateses obtenidas de la Ría de Vigo. ¿Qué mejores presentes? Iniciamos la degustación a base de un pate de mejillón de elaboración casera que rápidamente orientó nuestras papilas hacia una exigencia de sabor cada vez mayor. Pasamos seguidamente a canapés variados, de los que dimos buena cuenta y especialmente Uxía. Más tarde recibimos con gran jolgorio el Pulpo de la Ría. Únicamente había dudas sobre quien lo habría pescado. Poldi decía que él. Yo naturalmente aseguraba mi protagonismo. Lo que si teníamos claro era que Waldo no había sido. Y por último pasamos a una elaborada fideua de choco en su tinta, con un sabor y textura espectaculares. Cerramos la noche con postres variados que endulzaron una magnifica velada, que naturalmente tuvo un lunar: Los vinos. Poldi nos sirvió un magnifico vino albariño, que no se correspondía con los corchos que lo custodiaban. Corchos de pésima calidad. La comida iba a ser regada con un rioja gran reserva que había traido Waldo, con tan mala pata que al probarlo, sabía también a corcho. Era la noche de los corchos. Menos mal que luego se solventó con un buen Ribera Duero traido también por Ubaldo. Al final, Poldi culminó la velada dando rienda suelta a su querida Guitarra. Gracias Mela y Poldi. Muy bien, muy bien, muy bien.BubbleShare: Share photos - Play some Online Games.



Los vapores etílicos hicieron que Ubaldo se mareara, y yo lo consuelo y le sujeto la cabeza.



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