jueves, 15 de abril de 2010

PEDRO MADRUGA. Segunda parte

LA ALUCINANTE HISTORIA DED. PEDRO ALVAREZ DE SOUTOMAIOR

ALIAS “PEDRO MADRUGA”
2ª PARTE


En el año 1468 en la ciudad de Tui asediado por los irmandiños fallece Álvaro Páez de Soutomaior sin descendencia, el título por decisión del mismo pasa a manos de su hermano bastardo D. Pedro Álvarez que a partir de ese momento será D. Pedro Álvarez de Soutomaior. Entre tanto hacia 1464 D. Pedro se había casado con una noble portuguesa, Dña. Teresa de Távora (emparentada con el Rey de Portugal), se supone que para esto tuvo que renunciar a sus votos pues existe documentación que confirma que el Rey Enrique IV llegó a pensar en él para nombrarlo arzobispo de Santiago de Compostela (para esto tendría que haber sido ordenado sacerdote), también se sabe que estuvo embarcado visitando las colonias portuguesas en África

Estamos en plena revolución “irmandiña” la mayor parte de los castillos, torres y baluartes defensivos de Galicia han sido arrasados por los dichos irmandiños, que dominan Galicia de norte a sur y tienen tomada la capital Santiago de Compostela.

En agosto de 1468 Alonso de Fonseca arzobispo de Compostela, se hallaba en al villa portuguesa de Monzón donde debió entrevistarse con Pedro Madruga y Juan Pimentel (hermano del Conde de Benavente), para ver de formar un frente común y derrocar a los irmandiños (posteriormente D. Alonso de Fonseca y el Conde de Benavente se convertirán en sus peores enemigos). Hacia el mes de marzo de 1469, el de Soutomaior irrumpió en Galicia al mando de un poderoso ejército de mercenarios, formado por más de cien lanzas y dos mil peones. Su primera batalla como comandante será la toma del castro de A Framela, enfrente de Monzón y cerca de Tui, en el castro se encontraban 5.000 irmandiños con la intención de cortarle el paso hacia Santiago a los que acometió de tal manera “que los venció, prendió, firió y mató a quantos quiso”.

Las fuerzas del Conde de Benavente y del Arzobispo le esperaban cerca de Santiago de Compostela, por ello Pedro Madruga decide marchar por Pontevedra que era el camino más seguro y rápido, llegando a la villa (que tenía más de mil vecinos y que junto con forasteros y de otros términos cercanos eran muchos mas de mil) que al mando del capitán López Pérez Mariño, salieron de la villa y se apostaron a esperarlo. Pero D. Pedro como los vio “puso a su gente en ordenanza, delante de la cual para escudarse puso lanzas largas, y ballesteros,- y en pos de ellos los caballeros pegados a ellos- y siguiendo mas adelante y él acerca de ellos” debían tener un aspecto impresionante pues los vecinos al verlos le dijeron a su capitán que mejor que se acogiesen dentro de la villa, y así lo hicieron. Las tropas de D. Pedro aprovecharon la bajamar para cruzar el Lérez y no entrar en la villa, de esta forma eludieron la batalla que no tenían interés en celebrar, pues venían agotados de otra y tenían urgencia. Y así en muy poco tiempo llegaron a Santiago.

D. Alonso de Fonseca y D. Juan Pimentel lo recibieron efusivamente, Santiago estaba en manos de los irmandiños y bajo el mando de D. Pedro Osorio hijo del conde viejo de Trastámara que tenía de diez mil hombres para arriba, entre ellos muchos hidalgos y esperaban por más gente. Entonces dijo D. Pedro Madruga:

– No esperemos a que se junte todo el mundo contra nosotros; aquí somos entre gallegos, portugueses y castellanos 300 lanzas; arremetamos contra D. Pedro que si lo desbaratamos, todos los otros huirán.

“Y dicho esto (Pedro Madruga) se armó de presto con unas armas mal bruñidas y vestido con ropas bajas para que no le conociesen, salió al campo dando voces -¡A Don Pedro! ¡A Don Pedro! Y todos juntos los suyos, arremetieron a los contrarios tan reciamente que no los osaron esperar en el campo. Y huyendo D. Pedro Osorio, todos huyeron, de manera que quantos pudieron ser alcanzados, quedaron unos muertos, otros feridos y presos”

Y de esta forma se recuperó Santiago por parte del arzobispo y fue el principio del fin de la revolución irmandiña.

Los irmandiños fueron derrotados en toda Galicia y aunque hubo muchos muertos en los distintos enfrentamientos, el período posterior no fue demasiado sanguinario, se ejecutaron a algunos de los cabecillas (como Pardo de Cela) otros murieron encerrados (como Pedro Osorio, que después de escapar en Santiago al final fue cogido y acabo sus días en una mazmorra de la fortaleza de los Andrade). Pero los nobles no se cebaron con los vasallos, pues, no eran tontos y eran los únicos vasallos que tenían, la condena más frecuente consistió en la obligación de levantar las fortalezas que habían destruido.

Así se reconstruyó el castillo de Soutomaior y por fin D. Pedro Álvarez tuvo sus dominios.
Pero no, por haber acabado la revolución, acabaron las luchas. De hecho, a partir de este momento es cuando d. Pedro Álvarez (ya de Soutomaior) se va a ganar el apodo de “Madruga” - pero eso forma parte del siguiente capítulo.


Castelo da Rocha Forte(Conxo).
destruido polos irmandiños en 1.467
                                                                                                                                                                Enrique IV de Castilla, padre de La Beltraneja,
quiso nombrar a Pedro Alvarez, Arzobispo de Santiago
                                                                                 
Pascual

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