El día de ayer hemos degustado una lamprea, ese pez del jurásico que remonta las aguas de los ríos para desovar en el mismo lugar que nació y que en su lucha contra la corriente, la lamprea hace un enorme esfuerzo que aprieta sus carnes y las hace más apetecibles. Carnes oscuras y sabrosas, de sabor potente y con una textura especial, que levantan pasiones o grandes rechazos.
Por supuesto que a Poldi, a Amigo, a Pascual y a un servidor levanta tantas pasiones que no podemos faltar a la cita anual con este sabroso pez.