Después de pasar dos días en la ciudad de León y disfrutar de su catedral, sus calles de vinos, de la casa Botines, del Palacio de los Guzmanes y de sus gentes nos tocó el domingo la despedida.
Nuestra Viki tenía ganas de visitar unas cuevas y en el Norte de León, ya en la Sierra Cantábrica, se encuentran las cuevas de Valporquero el el pueblo de Valporquero de Torío abiertas desde 1966 con una zona visitable de 1.300 metros y seis salas.
La entrada a la cueva está a 1309 metros de altura que es el nivel superior y debajo hay un nivel inferior que discurre por una corriente de agua y solo la pueden visitar espeleólogos y deportistas federados.
La temperatura se mantiene constante a 7 grados por lo que tuvimos que ir bien abrigados.
Comimos en un pueblo muy bonito que se llama Castrillo de los Polvozares, el pueblo hermoso, teníamos reserva en un restaurante muy bonito para comer un cocido maragato. La primera sorpresa es que éramos seis y teníamos que comer seis cocidos cuando Chus casi no come y como decía Pascual si uno está enfermo tiene que esperar fuera. El cocido no estaba mal aunque Amigo dijo que estaba demasiado cocido, creo que es cuestión de gustos ya que mi madre siempre le gustó hacerlo mucho.
Después de comer, ya cansados regresamos a Vigo, pero antes me empeñé en parar en Astorga ya que estuve encerrado allí durante un año en el cuartel de lanzacohetes (RALCA).
Por la noche llegamos a Vigo después de disfrutar tres días por la provincia de León cansados pero felices.
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