Por este ancestral sendero, saludado por
inmensos carballos, que rodea la ladera
del Monte de las Cruces, mis abuelos
accedían por Castro a su vieja aldea,
Carballeda de Covelo (Pontevedra).
Bajo este incomparable anochecer mis amigos Poldi, Lino y yo irrumpimos en la vida de los calamares para convertirlos en autentico caviar gallego.
El Monte de las Cruces lugar de inmensa fe y peregrinage, siguen perennes viendo pasar el tiempo.
Antes rajabas la hierba ahora ésta te adorna.
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