Ubaldo sigue mostrándonos su capacidad. Pese a haber sido mi suplente durante años jugando al fútbol, no se ha desanimado en la vida y ahora recoge un fruto maduro y merecido. Ha sido nombrado titular en el Tribunal que va a calificar a los opositores a magisterio. Mañana comienza la gran experiencia. No me cabe la menor duda que su profesionalidad, rectitud, bondad y capacidad marcarán un antes y un después en las oposiciones de magisterio. Mi querido amigo sabes muy bien de mi profundo desprecio por la inmensa mayoría de los docentes. Se que no debería ser tan drástico en mi afirmación, por respecto a ti y a mis ancestrales y actuales familiares maestros, pero no puedo evitarlo. La profesión más importante no puede verse vilipendiada, por culpa de tantos irresponsables. Siempre diré que "no hay malos alumnos sino que abundan los pésimos maestros". Algún día os contaré mi amarga experiencia con estos especímenes. En toda mi vida estudiantil únicamente recuerdo con nostalgia y cariño a cuatro profesores: Mis queridos tíos que pusieron todo su empeño conmigo, Don José Rial que fue un monstruo de la motivación y Domingo mi profe de lengua en C.O.U. que fue el único que consiguió hacerme estudiar mas allá de las doce de la noche. Gracias a ellos me voy defendiendo. El resto de mis profesores, desde primero de bachillerato, hasta la universidad fueron auténticos mediocres de la docencia, que no del conocimiento.
Ubaldo te deseo el mayor de los éxitos. Que los que de ti reciban el aprobado sean magistrales, en todos los ambitos del saber y la didáctica.
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