Esta última semana tuve ocasión de entablar conversación, con un hombre nacido durante la guerra civil española, exactamente, me decía en 1937. Era el sexto hijo de una mujer abandonada por su marido cuando estaba preñada de su sétpimo retoño. Aquella mujer trabajó duro, muy duro para sacar adelante a su prole, en tiempos de alta dificultad, cuando la posguerra no daba respiro a los mas necesitados. Trabajó tan duramente que a la edad de treinta y siete años falleció rodeada y venerada por sus hijos.
Tras hacerme esta pequeña introducción sobre los inicios de su vida, su conversación dio un giro radical:
"Mire usted, he sido pobre siempre, toda mi vida, sin estudios. Y así quiero morirme, pese a que tengo una industria, y estoy cómodamente jubilado. Pero no quiero, ni un momento dejar de ser pobre.
La crisis que tanto y tanto se anuncia es una burda mentira. Mire usted, la crisis es como un virus que padecen los ricos, muy ricos y sufren los aspirantes a ricos y un poco los pobres. Mire usted, la crisis es la porción de tiempo que tardan los ricos en idear nuevas formas y maneras de seguir explotando a los pobres. Las crisis las anuncian los ricos, nunca los pobres. Los pobres siempre tiran para adelante sin quejarse. Los aspirantes a ricos son los que peor lo pasan.
De todas formas le diré una cosa más. Actualmente no existe crisis ninguna. ¿Ve usted todos estos campos llenos de maleza? Cuando los vea usted, trabajados y cultivados, estaremos en crisis."
Entonces me dijo adiós. Tomo su carretilla llena de escombros y continuó su marcha...
J. Amigo.
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