El sábado, despues de la copiosa comida, nuestro amigo, eufórico él, la tomó, como siempre, con mi oreja: me la estiró, me la dobló, me la aplastó y mil perrerias más. Él se rie pero no le duele y es la típica persona que mientras él lo pase bien, el resto no le preocupa.
Consecuencias de la diversión de "Amigo":
- El héxis: roto
- El antehélix: roto
- La fosa triangular: rasgado
- La noche del sábado: Ubaldo no pudo dormir por el dolor
- La noche del domingo: Ubaldo solo pudo dormir del lado derecho
Decir, a su favor, que solamente me causó daños en la oreja izquierda.
Ahora os dejo con otra oreja que es mucho mejor que la "oreja de Ubaldo"
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