Tras ver el expléndido reportaje de nuestro amigo Ubaldo, de su caminata en soledad, cualquiera diría que asistíamos a un parto al natural. Desde luego el ejemplo de esta madre pariendo es una lección para Ubaldo... A ver si aprendes quejicas... En cualquier caso, tengo que lamentar que ni Poldo, ni Pascual, ni yo, estuvieras allí para sujetarte la mano, cuando rompiste las aguas...
Por cierto, Chus y muchas chicas más están sumamente interesadas en el segundo capítulo: La ducha.... Me imagino que querrán escojonarse...
J. Amigo.
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