El pobre Poldo Mosquera está tan habituado a oirse y escucharse así mismo que, de vez en cuando, sale por peteneras dando una lección magistral sobre cualquier concepto que es sobradamente conocido y que es de una evidencia tal que lastima a los menos cultivados. Naturalmente no voy a explicarle las diferencias entre oirse y escucharse, porque tengo la mínima caridad de entender que la conoce.
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Es un enigma comprender los orígenes del ataque dirigido esta tarde. Dado que nunca, en ningún instante fue abordado, en profundidad, el asunto del té verde por ninguno de nosotros.
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Y como no a hay mal que por bien no venga, agradezco, sin embargo, toda la información colgada por el amigo Narciso Poldo relativa al té.
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Tranquilizate amigo Poldo Mosquera, que estamos en tiempos de Paz y Bien.
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