Un buen día, el Sr. Amigo, harto de tener que cuidar un conejo en su casa, me pidió que lo llevara con los conejos que cuida mi hermano y que luego están tan ricos en la cazuela. Tuve que prometer que solo se utilizaría como semental y que nunca, nunca acabaría en la cazuela.
Amigo siempre desconfió del destino de este conejo.
Pues bien, puedo afirmar que goza de muy buena salud y además cumple su trabajo con gran alegría y dedicación y muestro ésta "prueba de vida" como testimonio de lo que afirmo
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