viernes, 11 de abril de 2014

Para nuestro amigo Pascual

Un sacerdote sorprende a los novios durante su boda con esta bella canción
He oído que existe un acorde secreto
que David solía tocar, y que agradaba al Señor.
Pero tú realmente
no le das mucha importancia a la música, ¿verdad?
Era algo así como
la cuarta, la quinta
cae la menor y sube la mayor.
El rey, confundido, componiendo un aleluya.

Aleluya…
Tu fé era fuerte, pero necesitabas una prueba.
La viste bañarse en el tejado.
Su belleza, y el brillo de la luna, te superaron.
Te ató a la silla
de su cocina.
Rompió tu trono,
y cortó tu pelo.
Y de tus labios arrancó un aleluya.

Aleluya…
Dices que tomé su nombre en vano.
No conozco siquiera su nombre.
Pero si lo hice, bueno, realmente, ¿qué significa para tí?
Hay un resplandor de luz
en cada palabra.
No importa la que hayas oído.
La sagrada o la rota. Aleluya.

Aleluya…
Hice lo mejor posible, no fue mucho.
No podía sentir, así que intenté tocar.
Dije la verdad, no te tomé el pelo.
Y aún así todo salió mal.
Permaneceré ante la oración del Señor,
sin nada en mi lengua más que el aleluya.

Aleluya…
Pero estoy convencido que a Pascual le hubiera gustado más esta versión

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