
El segundo corresponde a un personaje que nos ha causado una enorme admiración. Un buen hombre cuyo cometido durante la procesión fue velar por el orden y la estética de la misma. Su misión era, ni más ni menos, que conseguir que todos desfiláramos de dos en dos.
El buen hombre se puso desde el principio manos a la obra. Y lo hizo con tanta abnegación, con tanta dulzura, tan buen talante, con una sonrisa tan agradable, que absolutamente nadie osó contradecirle. ¡¡¡ Es sin duda un personaje excepcional, una buena persona !!! No le conocíamos de nada, pero nos dejó encandilados. Gracias buen hombre.
Ubaldo y yo estuvimos también muy atentos y preocupados intentando ver a Poldo. No apareció. Estaría cantando o pescando... ¡¡¡ Leopoldo, por favor, diversifica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario