En el parque de la Alameda, te encontrarás dos bronces policromados muy recientes que representan dos adorables ancianitas. Son conocidas por la historia reciente de Santiago como “las dos en punto”.
Eran tres hermanas, costureras, que desde su adolescencia salían a pasear y a ligar con estudiantes. Toda la gente en aquellos momentos las conocía como las tres Marías. Paseaban por la Calle del Franco, Porta Faxeira y la Alameda, piropeando a los estudiantes y sonrojándose con los piropos que ellos les dedicaban. Era un juego inocente que practicaban todos los días, indefectiblemente, a las dos en punto de la tarde.
Eran tres hermanas, costureras, que desde su adolescencia salían a pasear y a ligar con estudiantes. Toda la gente en aquellos momentos las conocía como las tres Marías. Paseaban por la Calle del Franco, Porta Faxeira y la Alameda, piropeando a los estudiantes y sonrojándose con los piropos que ellos les dedicaban. Era un juego inocente que practicaban todos los días, indefectiblemente, a las dos en punto de la tarde.
Con setenta años, seguían saliendo todos los días, a su paseo, a las dos en punto como habían hecho durante toda su vida.
A los ochenta años ya no eran tres, sino dos, quedaban Maruxa y Coralia y pasaron a ser las dos en punto,
A los ochenta años ya no eran tres, sino dos, quedaban Maruxa y Coralia y pasaron a ser las dos en punto,
Con noventa años, las dos ancianas siguieron metiéndose con los jóvenes estudiantes, siempre a la misma hora, siempre en el mismo paseo,
Yo todavía las recuerdo, frágiles, generosamente maquilladas, con su tez blanca de polvos de arroz. y con sus sonrisas pícaras...
Algunos dicen que las pícaras viejecitas pellizcaban el trasero a los mozos de buen ver, yo no lo sé, pero eran unas figuras entrañables del diario paseo.
A su muerte, los ciudadanos de Santiago las reemplazaron por estos bronces de talla natural.
Información obtenida de: http://www.rinconesdesantiago.com/Paginas/dos%20en%20punto.htm
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