Nosotros estuvimos en la isla mayor: San Miguel con su capital Ponta Delgada. Azores, goza de autonomía como Galicia y su clima es un clima oceánico subtropical suavizado por la humedad y la Corriente Cálida del Golfo. Registra temperaturas medias de entre 13 °C en invierno y 24 °C en verano y como nos contaban, en un mismo día, podemos disfrutar de las cuatro estaciones del año: primavera, verano, otoño e invierno (algo que doy fe)
La lista de las exportaciones se completa con el té, el tabaco, las piñas (piñas más pequeñas llamadas ananás), el azúcar y las conservas de pescado, principalmente de atún (aprendieron y diversificaron)
La isla de San Miguel, la más diversa de las 9, impresiona por los increíbles tonos verdes que se exhiben en sus grandes praderas, bosques, plantaciones de tabaco y de té así como la abundancia de otros colores como los colores de las hortensias que se ven por todas partes.
Originariamente había helechos y diferentes arbustos, pero a partir del siglo XV el hombre ha ido alterando la cubierta vegetal. Desde mediados del siglo XIX se comenzó a reforestar pensando en la explotación maderera con una conífera asiática, la Cryptomeria japonica, considerada a día de hoy como la especie forestal más importante del archipiélago, no solo por su importancia económica, ocupando el 60% del área de bosques de producción, sino también porque representa un elemento estructural de los paisajes azorianos.
El turismo, ahora forma parte de la vida de las Azores. Las Azores se convirtieron en 2019 en el primer archipiélago del mundo reconocido como destino sostenible por el programa EarthCheck Sustainable Destination, gracias a sus prácticas para preservar la cultura y los ecosistemas terrestres y marinos y su desempeño frente a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Además, forman parte por tercer año consecutivo del Global Top 100 Sustainable Destinations, el listado que recoge los 100 mejores destinos de turismo sostenible del mundo.
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