Tengo una gran decepción. Mi amigo Ubaldo no es amante de la pesca del calamar. Pese a mi insistencia en despertar en él esta magnifico arte, no he tenido éxito. Seguiré insistiendo.
Ayer noche fue un frenesí, en compañía de mis maestros: Poldi y Lino, disfrute como nunca del maravilloso arte de la pesca del calamar.
Para mi resulta tan cautivadora la sensación de la picada del calamar, que no soy capaz de describirla. El momento en que el calamar entra al engaño, parece como si se llevara mi brazo. Es decir, el calamar no pica el engaño, lo abraza y se lo lleva. Creezme es algo realmente espectacular. Naturalmente previamente se necesita tener unos buenos maestros que te ayuden a encontrar el toque necesario para sentir el abrazo del calamar.
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