sábado, 9 de abril de 2022

Continuando la tradición


    Mi madre, todos los sábados siempre invitaba a sus hijos a comer y nunca faltaba algún marisco. Yo siempre acudí ya que vivía en Vigo; mis hermanos venían cuando podían ya que no viven en Vigo.

    Yo continúo con la tradición de la siempre recordada “Merce” y todos los sábados comemos algo de marisco y un pescado al horno.

    Hacía ya tres sábados que no nos reuníamos o porque estábamos de viaje o porque estábamos de comida. Pues hoy nos juntamos los cinco (ya tenía ganas) y nos hicimos una rica comida y lo pasamos muy bien metiéndonos con la adolescencia de Uxía.

Como todos los sábados subí al Calvario y compré carne de la semana en la Carnicería José que era donde compraba mi madre y aún siguen comprando mis tías.

Luego me acerqué a la pescantina Fina a la que ya había llamado y encargado el pescado y marisco.

Fina acude todos los días a las 4 de la mañana a la lonja y compra ella el pescado: solo compra pescado recién llegado de la mar y que esté bien de precio; lo que no hace es lo de la mayoría de las pescantinas que tienen el pescado que las distribuidoras le traen al propio mercado.

Hoy había poca cosa: cogí “coruxo” que estaba medio vivo y como está acabando la temporada del centollo, llevé un par de bruños; también cogí algunos mejillones que ahora son pequeños ya que están desovando y Fina me regaló otros tantos 

Como siempre la comida muy buena: los bruños riquísimos y llenitos.

Los mejillones pequeños pero ricos los preparé al estilo Merce: al vapor y con un chorrito de aceite y un par de gotas de vinagre en cada mejillón. Como sobraban hice un revuelto de mejillones con los huevos de mis gallinas que nunca lo había hecho y estaba también muy bueno (la foto da pena verla)


El coruxo al horno también lo hice al estilo “Merce”: en un bol pongo vino, aceite y un poco de agua, le añado sal, pimienta y azafrán; añado cebolla cortada en juliana y patatas cortadas como para freír.  Se deja macerar, luego se mete en el horno y cuando la patata está blanda, añadimos el pescado. Siempre se meten conmigo y siempre dicen “lo más rico: las patatas”


Pero lo mejor como siempre es que los cinco estamos juntos y los cinco disfrutamos mucho de la compañía


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